En un tiempo en que el juicio oscuro se acercaba sobre Israel, Isaías habló palabras de luz. Mientras que la nación sería reducida a un tocón sin vida, una visión de un tierno brote predijo la esperanza de una nueva vida—un futuro Rey que vendría a redimir a su pueblo. Hoy en día, todavía vivimos en el espacio entre la oscuridad y la luz, y nuestro paisaje a menudo parece sombrío. Pero podemos esperar con ansias el regreso de nuestro Rey con plena certeza, porque todo se hará bien en aquel día.