Salmos 85
¡Señor, tú derramaste bendiciones sobre tu tierra!
Devolviste el bienestar a Israel.
Perdonaste la culpa de tu pueblo;
sí, cubriste todos sus pecados. Interludio
Contuviste tu furia
y refrenaste tu enojo encendido.
Ahora, restáuranos, oh Dios de nuestra salvación;
aparta tu enojo de nosotros una vez más.
¿Seguirás enojado con nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira a todas las generaciones?
¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo pueda alegrarse en ti?
Muéstranos tu amor inagotable, oh Señor,
y concédenos tu salvación.
Presto mucha atención a lo que dice Dios el Señor,
pues él da palabras de paz a su pueblo fiel.
Pero no le permitas volver a sus necios caminos.
Sin duda, la salvación de Dios está cerca de los que le temen;
por lo tanto, nuestra tierra se llenará de su gloria.
El amor inagotable y la verdad se encontraron;
¡la justicia y la paz se besaron!
La verdad brota desde la tierra,
y la justicia sonríe desde los cielos.
Sí, el Señor derrama sus bendiciones,
y nuestra tierra dará una abundante cosecha.
La justicia va delante de él como un heraldo,
preparando el camino para sus pasos.