Apocalipsis 7:9-17
Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras. Y gritaban con gran estruendo:
«¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono
y del Cordero!».
Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y alrededor de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, cantando:
«¡Amén! ¡La bendición y la gloria y la sabiduría
y la acción de gracias y el honor
y el poder y la fuerza pertenecen a nuestro Dios
por siempre y para siempre! Amén».
Entonces uno de los veinticuatro ancianos me preguntó:
—¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco? ¿De dónde vienen?
Y yo le contesté:
—Tú eres quien lo sabe, señor.
Entonces él me dijo:
—Estos son los que murieron en la gran tribulación. Han lavado y blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero.
»Por eso están delante del trono de Dios
y le sirven día y noche en su templo.
Y aquel que está sentado en el trono
les dará refugio.
Nunca más tendrán hambre ni sed;
nunca más les quemará el calor del sol.
Pues el Cordero que está en el trono
será su Pastor.
Él los guiará a manantiales del agua que da vida.
Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.