1 Pedro 2:18-25
Ustedes, los que son esclavos, deben someterse a sus amos con todo respeto. Hagan lo que ellos les ordenan, no solo si son bondadosos y razonables, sino también si son crueles. Pues Dios se complace cuando ustedes, siendo conscientes de su voluntad, sufren con paciencia cuando reciben un trato injusto. Es obvio que no hay mérito en ser paciente si a uno lo golpean por haber actuado mal, pero si sufren por hacer el bien y lo soportan con paciencia, Dios se agrada de ustedes.
Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir sus pasos.
Él nunca pecó
y jamás engañó a nadie.
No respondía cuando lo insultaban
ni amenazaba con vengarse cuando sufría.
Dejaba su causa en manos de Dios,
quien siempre juzga con justicia.
Él mismo cargó nuestros pecados
sobre su cuerpo en la cruz,
para que nosotros podamos estar muertos al pecado
y vivir para lo que es recto.
Por sus heridas,
ustedes son sanados.
Antes eran como ovejas
que andaban descarriadas.
Pero ahora han vuelto a su Pastor,
al Guardián de sus almas.