Levítico 8-9

Levítico 8-9

Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Trae a Aarón y a sus hijos, junto con sus vestiduras sagradas, el aceite de la unción, el becerro para la ofrenda por el pecado, los dos carneros y la cesta con el pan preparado sin levadura, y convoca a toda la comunidad de Israel para que se reúna a la entrada del tabernáculo».

Así que Moisés siguió las instrucciones del Señor, y toda la comunidad se reunió a la entrada del tabernáculo. Moisés les anunció: «¡Esto es lo que el Señor nos ha ordenado que hagamos!». Después presentó a Aarón y a sus hijos y los lavó con agua. A Aarón le puso la túnica oficial y lo ciñó con una faja alrededor de la cintura. Lo vistió con el manto, le puso encima el efod bien asegurado con la faja decorativa. Después Moisés puso el pectoral sobre Aarón y colocó adentro el Urim y el Tumim. Además puso el turbante sobre la cabeza de Aarón y, en la parte delantera del turbante, sujetó la medalla de oro—el símbolo de santidad—tal como el Señor le había ordenado.

Después Moisés tomó el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todo lo que había en él, y así los santificó. Roció el altar siete veces con el aceite, de esta manera lo ungió junto con todos los utensilios, al igual que el lavamanos y su base, para santificarlos. Luego derramó un poco de aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y de esta manera lo ungió y lo santificó para su labor. Después, Moisés presentó a los hijos de Aarón. Los vistió con sus túnicas, las ató con las fajas y les colocó los gorros especiales, tal como el Señor le había ordenado.

Luego Moisés presentó el becerro para la ofrenda por el pecado. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro. Moisés lo mató y tomó parte de la sangre y, con su dedo, la untó sobre los cuatro cuernos del altar para purificarlo. Derramó el resto de la sangre al pie del altar. Mediante este proceso, al purificarlo, el altar quedó consagrado. Después Moisés tomó toda la grasa que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado, los dos riñones junto con la grasa que los rodea, y lo quemó todo sobre el altar. Luego tomó el resto del becerro—incluidos la piel, la carne y el estiércol—y lo quemó en el fuego fuera del campamento, tal como el Señor le había ordenado.

Luego Moisés presentó el carnero para la ofrenda quemada. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero, y Moisés lo mató. Después tomó la sangre del carnero y la salpicó por todos los lados del altar. Luego cortó el carnero en pedazos, quemó la cabeza, algunos de los pedazos y la grasa en el altar. Después de lavar las vísceras y las patas con agua, Moisés quemó todo el carnero sobre el altar como una ofrenda quemada. Fue un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al Señor, tal como el Señor le había ordenado.

Después, Moisés presentó el otro carnero, el de la ordenación. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero, y Moisés lo mató. Después tomó un poco de la sangre y se la untó a Aarón en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo de su pie derecho. A continuación, Moisés presentó a los hijos de Aarón y les untó un poco de la sangre en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho. Luego salpicó el resto de la sangre por todos los lados del altar.

Acto seguido, Moisés tomó la grasa del carnero, que incluye la grasa de la cola gorda, la que rodea las vísceras, el lóbulo largo del hígado, los dos riñones con la grasa que los rodea, junto con el muslo derecho. Encima de estos puso un pan plano preparado sin levadura, un pan mezclado con aceite de oliva y una oblea untada con aceite de oliva. Estos panes los tomó de la cesta de los panes preparados sin levadura que se había colocado en la presencia del Señor. Entonces, Moisés puso todas estas cosas en las manos de Aarón y sus hijos, y las levantó al Señor como una ofrenda especial. Luego Moisés les quitó de las manos todas estas ofrendas y las quemó sobre el altar, encima de la ofrenda quemada. Esta era la ofrenda de ordenación; era un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al Señor. Después Moisés tomó el pecho y lo levantó como una ofrenda especial al Señor. Esta era la porción que le pertenecía a Moisés del carnero de la ordenación, tal como el Señor le había ordenado.

A continuación Moisés tomó un poco del aceite de la unción y algo de la sangre que estaba en el altar y los roció sobre Aarón y sus vestiduras y sobre los hijos de Aarón y sus vestiduras. De esta manera, hizo santos a Aarón y a sus hijos junto con sus vestiduras.

Después Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos: «Hiervan el resto de la carne de las ofrendas a la entrada del tabernáculo, y cómanla ahí mismo, junto con el pan que está en la cesta de las ofrendas para la ordenación, tal como lo ordené cuando dije: “Aarón y sus hijos se lo comerán”. Quemen todo lo sobrante de la carne y del pan. No salgan de la entrada del tabernáculo durante siete días, porque hasta entonces habrá terminado la ceremonia de la ordenación. Todo lo que hemos hecho hoy fue ordenado por el Señor con el fin de purificarlos y hacerlos justos ante él. Ahora permanezcan a la entrada del tabernáculo día y noche durante siete días y hagan todo lo que el Señor exige. Si no lo hacen, morirán, porque esto es lo que el Señor ha ordenado». Entonces Aarón y sus hijos hicieron todo lo que el Señor había ordenado por medio de Moisés.

Al octavo día, después de la ceremonia de ordenación, Moisés reunió a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel. Le dijo a Aarón: «Toma un ternero para una ofrenda por el pecado y un carnero para una ofrenda quemada, ambos sin defecto, y preséntalos al Señor. Luego diles a los israelitas: “Tomen un chivo como ofrenda por el pecado, y también tomen un ternero y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para una ofrenda quemada. También tomen un toro y un carnero para una ofrenda de paz, y harina humedecida con aceite de oliva para una ofrenda de grano. Presenten todas estas ofrendas al Señor, porque hoy el Señor se aparecerá a ustedes”».

Así que los israelitas presentaron todas estas cosas a la entrada del tabernáculo, tal como Moisés lo había mandado. Entonces toda la comunidad se acercó y permaneció de pie ante el Señor. Y Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor les ha ordenado que hagan para que la gloria del Señor se aparezca ante ustedes».

Luego Moisés le dijo a Aarón: «Acércate al altar y sacrifica tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda quemada para purificarte a ti y al pueblo. Luego presenta las ofrendas del pueblo para purificarlos a ellos y hacerlos justos ante el Señor, tal como él lo ha ordenado».

De manera que Aarón fue al altar y mató al ternero como ofrenda por el pecado por sí mismo. Entonces sus hijos le llevaron la sangre, él mojó su dedo en ella y la puso en los cuernos del altar, y después derramó el resto de la sangre al pie del altar. Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo largo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Sin embargo, quemó la carne y la piel fuera del campamento.

A continuación, Aarón mató al animal para la ofrenda quemada, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar. Luego ellos le entregaron cada uno de los pedazos de la ofrenda quemada, incluida la cabeza, y los quemó en el altar. Después lavó las vísceras y las patas y las quemó en el altar junto con el resto de la ofrenda quemada.

Después Aarón presentó las ofrendas del pueblo. Mató al chivo del pueblo y lo presentó como una ofrenda por el pecado, tal como lo había hecho con la ofrenda por su propio pecado. Luego presentó la ofrenda quemada y la sacrificó en la forma establecida. También presentó la ofrenda de grano y quemó un puñado de la mezcla de harina en el altar, además de la ofrenda quemada habitual de la mañana.

Después Aarón mató al toro y al carnero como ofrenda de paz del pueblo, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar. Luego tomó la grasa del toro y del carnero—la grasa de la cola gorda y la que rodea las vísceras—junto con los riñones y el lóbulo largo del hígado. Puso estas porciones de grasa encima del pecho de estos animales y las quemó en el altar. Luego Aarón levantó los pechos y los muslos derechos de los animales como una ofrenda especial al Señor, tal como Moisés lo había ordenado.

Entonces Aarón levantó las manos hacia el pueblo y lo bendijo. Después de presentar la ofrenda por el pecado, la ofrenda quemada y la ofrenda de paz, se bajó del altar. Luego Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo y, cuando salieron, volvieron a bendecir al pueblo, y la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad. Un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y consumió la ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.

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