Ezer Equipada | Una Esperanza Atestiguada
¡Bienvenidas a la edición de abril del 2021 de Ezer Equipada!
El Evangelio es un relato épico del triunfo del bien sobre el mal, con milagros cósmicos -como la resurrección de los muertos- que desafían toda lógica y explicación. Hay veces que he compartido el Evangelio con alguien -creyente y no creyente- y he pensado: "¡Todo esto suena completamente ridículo!". Tal vez eso es parte de lo que llevó a Pablo a exclamar que si la resurrección no hubiera ocurrido, nosotros más que nadie deberíamos de dar lástima (1 Corintios 15:18-20).
Para ser honesta, hay momentos en los que estoy tentada a creer que todo es un mito, el mayor engaño de todos los tiempos. Pero entonces el Espíritu Santo me recuerda suavemente las palabras de Pablo a la iglesia de Corinto,
"Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras. Lo vio Pedro y luego lo vieron los Doce. Más tarde, lo vieron más de quinientos de sus seguidores a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto. Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles. Por último, como si hubiera nacido en un tiempo que no me correspondía, también lo vi yo. Pues soy el más insignificante de todos los apóstoles. De hecho, ni siquiera soy digno de ser llamado apóstol después de haber perseguido a la iglesia de Dios, como lo hice". 1 Corintios 15:3-9 (énfasis mío)
Este pasaje es tan alentador en mis momentos de duda. De hecho, a menudo es un ancla para mi fe débil. Nuestra esperanza en la resurrección de Cristo no es un cuento de hadas inventado, sino un acontecimiento real e histórico corroborado por muchos testigos: hombres y mujeres reales que vieron a un Jesús vivo, que respiraba, que caminaba, que hablaba y que comía, y que aún llevaba las cicatrices de su traumática muerte.
Ver a Cristo resucitado con sus propios ojos transformó a Sus seguidores. La desesperación, la confusión y la impotencia se transformaron en alegría, adoración, poder y esperanza renovada. Pedro, cuyo miedo y cobardía lo llevaron a abandonar a Cristo tras Su arresto y crucifixión, cambió tanto al ver y tocar a Cristo resucitado, que se convirtió en un audaz profesor del Evangelio hasta el punto de su propia crucifixión. Pablo, un perseguidor feroz de los primeros cristianos, estaba tan convencido del Cristo resucitado, que también soportó palizas, encarcelamiento y muerte por su proclamación del Evangelio. Y muchos otros seguidores -hombres y mujeres- soportaron grandes pruebas y sufrimientos como resultado de su fe y esperanza en el Cristo resucitado. Recordar los testimonios de estos hombres y mujeres refuerza mi propia fe en los momentos de duda.
Puede ser fácil pasar por alto la Pascua sin reconocer realmente la naturaleza fantástica de la resurrección. Si las Escrituras son el verdadero relato de quién es Dios, de quiénes somos nosotros y de lo que Dios está haciendo en el mundo, entonces la resurrección es el eje de nuestra esperanza. Sin ella, nuestra fe es inútil, estamos muertos en nuestro pecado, eternamente separados de Dios y sin esperanza. En la providencia de Dios, Él sabía que los discípulos necesitarían una prueba sustancial de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Es esa prueba -los testimonios de los testigos oculares- la que también nos da una base sólida sobre la que depositar nuestra esperanza.
La resurrección es como el amanecer de un nuevo día, ese momento en que la luz se impone a la oscuridad. Es como los primeros brotes de la primavera, cuando la vida nueva surge de lo que antes estaba dormido. La resurrección de Cristo es una evidencia, el primer fruto de la cosecha que viene (1 Corintios 15:20-23). Da nueva vida a nuestros espíritus debilitados, fortalece nuestras manos débiles y estabiliza nuestras débiles rodillas. Esta es la razón por la que podemos esperar con gran confianza que llegue un día en el que el sufrimiento, la muerte, el pecado y el quebrantamiento ya no existirán y todas las cosas serán hechas nuevas, un día en el que ya no habrá necesidad del sol porque la gloria de Dios será nuestra luz. Y contemplaremos a nuestro Rey resucitado, reinante y glorioso.
La esperanza que tenemos por un Cristo resucitado no es un estímulo vacío o una pontificación teológica; ¡es poder que transforma vidas! Esta esperanza llega a nuestro pasado y lo transforma; nos sostiene en nuestro sufrimiento, pecado y quebrantamiento presente; nos lleva a nuestro futuro con firmeza, perseverancia y gran expectativa; y finalmente nos lleva al gozo de nuestra salvación -la presencia de Dios- por toda la eternidad.
Este mes, queremos explorar la esperanza que tenemos como creyentes. Y esta esperanza no es sólo para nosotros, sino también para el mundo que nos rodea, que necesita desesperadamente una esperanza sustantiva. Es esta esperanza la que nos hace atractivos para el mundo y crea oportunidades para compartir la buena noticia de Cristo.
Que nuestras vidas sean tan poco comunes, tan transformadas por nuestra esperanza en un Cristo resucitado, que no sólo nos sostenga, sino que también atraiga a otros a Jesús, que es nuestra fuente inagotable de esperanza.
En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación.
-1 Pedro 3:15
Christie Cole
Asesora de Discipulado de Mujeres de la Iglesia Grace Church
Lea
Dedique un tiempo este mes para leer los relatos de los testigos de la resurrección de Jesús. Dedique una semana para cada pasaje. Léalo un par de veces a lo largo de la semana. Aunque estos pasajes suelen ser familiares, pídale al Espíritu Santo que le permita leerlos con ojos nuevos y un corazón abierto para que pueda nutrir y fortalecer su fe.
Al leer cada pasaje, anote lo siguiente:
- Anote todas las personas a las que se les apareció Jesús en este pasaje.
- ¿Cómo les impactó Su aparición?
- ¿Qué le anima o fortalece a usted en este pasaje?
- ¿Para usted, de qué manera el creer que realmente ellos fueron testigos del Cristo resucitado le da esperanza y cambia su forma de vivir?
Lucas 24
Creer en una resurrección literal no es sólo difícil para nosotros. Incluso después de escuchar el relato de María Magdalena y de algunas de las otras mujeres de haber visto a Jesús resucitado, algunos de sus discípulos pensaron que era una tontería. Pero Jesús, en Su gracia y bondad, se les apareció para que ellos también pudieran ver y creer.
"Luego los dos de Emaús les contaron cómo Jesús se les había aparecido mientras iban por el camino y cómo lo habían reconocido cuando partió el pan. Entonces, justo mientras contaban la historia, de pronto Jesús mismo apareció de pie en medio de ellos. La paz sea con ustedes, les dijo."
Juan 20
Este pasaje describe varios relatos de apariciones de Jesús a Sus discípulos, incluido el de Tomás, que se negó a creer si no veía las manos clavadas de Jesús y metía la mano en la herida del costado de Jesús. Una vez más, Jesús, en Su bondad, permitió a Tomás ver y tocar para que él también pudiera creer.
"Ese domingo, al atardecer, los discípulos estaban reunidos con las puertas bien cerradas porque tenían miedo de los líderes judíos. De pronto, ¡Jesús estaba de pie en medio de ellos! La paz sea con ustedes, dijo. Mientras hablaba, les mostró las heridas de sus manos y su costado. ¡Ellos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor!"
Juan 21:1-14
Jesús se apareció más de una vez a sus seguidores en su cuerpo resucitado -caminando, hablando, tocando, abrazando y compartiendo las comidas con ellos- una y otra vez, lo que proporcionó a los discípulos una prueba sustantiva de su resurrección y de que, efectivamente, era el Mesías.
"¡Ahora acérquense y desayunen!, dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres? Todos sabían que era el Señor. Entonces Jesús les sirvió el pan y el pescado. Esa fue la tercera vez que se apareció a sus discípulos después de haber resucitado de los muertos."
Hechos 1:1-9
Lucas abre su segundo libro de la Biblia destacando el hecho de que Jesús pasó tiempo con los discípulos después de haber resucitado de entre los muertos para demostrarles que, de hecho, estaba vivo. Jesús enfrentó la confusión, duda e incertidumbre de ellos con una prueba tangible para que pudieran creer.
"Durante los cuarenta días después de que sufrió y murió, Cristo se apareció varias veces a los apóstoles y les demostró con muchas pruebas convincentes que él realmente estaba vivo. Y les habló del reino de Dios."
Hechos 9:1-31
Saulo, uno de los principales perseguidores de los primeros creyentes, tuvo una experiencia tan transformadora con el Cristo resucitado que se convirtió en uno de los principales defensores de nuestra fe.
"Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.”
Escuche
El Ministerio de los 40 días
Podcast- Aviva Nuestros Corazones
Este podcast nos recuerda cómo Jesús usó un breve periodo de 40 días para alentar a Sus discípulos dándoles pruebas sólidas de Su resurrección, les dio una esperanza, les dio una visión y les dio guía después de Su partida.
"Él les dio evidencia física de Su resurrección. Él lo hizo a través de múltiples apariciones, —apariciones después de la resurrección —a múltiples personas y en múltiples circunstancias."
Conéctese
Le animamos a usar estos inicios de conversación como un medio de auto-reflexión y para la discusión dentro de su comunidad.
- Es fácil anclar nuestra esperanza en lo que este mundo puede ofrecer. Estamos contentas y felices cuando conseguimos lo que queremos; estamos inquietas y descontentas cuando no lo conseguimos. Mire hacia atrás en los últimos cinco años. Haga una lista de aquello en lo que ha tenido la tentación de poner su esperanza.
- Cuando nuestra esperanza está atada a algo que no es lo suficientemente fuerte para sostenernos, nos decepcionamos fácilmente y descubrimos lo frágiles que somos. Cuando le decepciona aquello en lo que ha puesto su esperanza, ¿cómo le afecta a usted y a los que le rodean?
- La esperanza que tenemos en Cristo es diferente. Es lo suficientemente fuerte como para sostenerla. Piense en lo que soportaron los primeros creyentes porque fueron testigos presenciales de Su resurrección. Hay tantas cosas en esta vida que intentan desbaratar nuestra esperanza. Sin embargo, la esperanza que tenemos es segura porque no se basa en nosotros. ¿Cómo puede cambiar su visión del sufrimiento, la decepción y el dolor en su pasado o en el presente el hecho de tener una esperanza segura?
Muévase
La Escritura nos advierte que no sólo debemos ser oidores de la Palabra, sino también hacedores de ella. Toda la vida es arrepentimiento. ¿Cuál es el siguiente paso creíble que Dios la llama a dar en respuesta a todo lo que ha aprendido? Escoja uno o dos de los siguientes pasos para dar.
- Nuestra imaginación ha sido capturada por tantas otras cosas que no pueden proporcionarnos una esperanza sustantiva. Tenemos que dejar que nuestra imaginación sea capturada por la resurrección. Elija uno de los pasajes para leerlo de nuevo. Esta vez léalo despacio y métase en la historia como uno de los primeros testigos de la resurrección. Imagínese pasando tiempo con Cristo durante un periodo de cuarenta días. Involucre todos sus sentidos: verlo con sus propios ojos, escucharlo enseñar, oírlo decir su nombre, abrazarla y cenar junto a Él. ¿Cómo influiría esta experiencia en su vida diaria? ¿A qué dedicaría sus días? ¿Qué le importaría y qué no? Ahora piense en su vida actual. ¿Qué cambiaría en su forma de vivir a la luz de un Salvador que vive y respira?
- Memorice Romanos 5:3-5: "También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor."
- La resurrección de Cristo no sólo es la piedra angular de nuestra fe, sino que también determina nuestra forma de actuar en este mundo. Utilice este recurso de La Obra de Cristo, Mi Herencia para guiarla a través de pasajes seleccionados, de modo que pueda comprender plenamente las implicaciones de lo que Cristo ha hecho por usted.